Las revisiones oftalmológicas pediátricas son aconsejables des de la más tierna infancia. Si se detecta un problema de visión, tanto unas gafas adecuadas como unas lentes de contacto graduadas pueden ayudar a que tu hija o hijo vea mucho mejor.
Problemas de refracción
Podemos ver porque nuestros ojos captan las imágenes como una cámara fotográfica y las envían al cerebro, que se encarga de interpretarlas. Los ojos deben modificar la curvatura de los rayos de luz para que las imágenes se puedan enfocar nítidamente en la retina.
Refractar significa modificar la curvatura de los rayos de luz. Cuando una persona tiene problemas en la vista suele tener un problema de refracción. Las gafas o las lentillas graduadas permiten corregir este tipo de problemas, es decir, reorientan los rayos de luz de tal forma que permiten ver con mayor claridad. La cirugía mediante láser también permite corregir algunos problemas de refracción, pero no es recomendable en los niños porque todavía están creciendo.
La miopía y la hipermetropía son dos problemas de refracción bastante frecuentes. En la miopía se tienen problemas para ver objetos lejanos, mientras que en la hipermetropía se tienen problemas para ver objetos cercanos, como las letras de un libro. En la miopía, las imágenes se enfocan delante de la retina, mientras que en la hipermetropía, se enfocan detrás de la retina.
Otro problema de refracción es el astigmatismo, que ocurre cuando la córnea tiene una forma irregular, de modo que refracta la luz en varias direcciones diferentes, lo que distorsiona las imágenes y hace que las cosas se vean borrosas.
Las gafas y las lentes de contacto graduadas corrigen la vista porque permiten que el ojo enfoque en el punto adecuado de la retina: el que produce la imagen más nítida. Pero, puesto que los ojos de cada persona son diferentes, unas gafas que permitan ver a la perfección a una persona pueden hacer que otra persona vea muy borroso.
Revisiones oculares
Si el pediatra de tu hijo o tú considerarais que tu hijo podría necesitar gafas, deberías llevarlo a un oculista u oftalmólogo (médico especializado en el tratamiento de los problemas oculares) o bien a un optómetra (profesional especializado en determinar la graduación de gafas y lentes de contacto) para que le haga una revisión ocular.
En esta revisión, el profesional pedirá a tu hijo que vaya leyendo de una tabla optométrica (un cartel que contiene letras o números de diferentes tamaños). También es posible que le pida que mire un texto de cerca. Si tu hijo necesitara llevar gafas o lentes de contacto graduadas, el profesional que le haga la revisión utilizará un artilugio especial que permite probar distintas graduaciones hasta encontrar la que le permita ver con mayor nitidez.
Elegir las gafas o las lentillas
Elige una montura que sea cómoda y resistente y que le guste a tu hijo porque va a llevarla con frecuencia. Las lentes de las gafas se pueden fabricar con materiales diferentes, como el cristal de seguridad y el plástico irrompible (policarbonato). Puesto que el cristal tiende a pesar más y puede hacerse añicos, la mayoría de las lentes actuales se fabrican con plástico de policarbonato.
Si tu hijo va a llevar gafas, también deberá saber la forma adecuada de limpiarlas, y le ayudará disponer de una funda donde guardarlas cuando no las lleve puestas.
Si tu hijo debe llevar lentes de contacto graduadas, el oculista o el optómetra le recomendará las que considere más adecuadas para él (entre las desechables y las que duran más tiempo). Tu hijo también deberá aprender a llevarlas de una forma segura y a mantenerlas bien limpias.